Recuerdo cuando tu presencia me causaba felicidad Recuerdo cómo al recordarte una sonrisa iluminaba mi cara Recuerdo mi pendeja ilusión contigo... ¿Cómo es que una persona como tú me ponía tan pinche contenta?
Era tan obvia pero nunca quisiste aceptarlo o tal vez no pudiste; pero eso ahora no me importa, ni me aflige, ni me incomoda. Ni eso ni tu presencia, ni tus saludos, ni tus mensajes y mucho menos tu. A pesar de no tener esa ilusión, soy feliz.
Pasaste de ser: un “X”, a un amigo, a ese “alguien” que me provocaba un alivio y una exaltación en mi ser, a estar en mi lista de los más odiados, a ser ignorado, a ser nuevamente alguien (sin comillas)…